Las cosas no están saliendo como esperaban los capitalistas disfrazados de sindicalistas, el rechazo a esta farsa es cada vez mayor y muy mal lo tienen para mantener el tipo porque la evidencia de que se trata de un montaje la han mostrado ellos mismos con su ambigüedad primero y finalmente con sus cutrevídeos de propaganda chiquilicuatre.
Ya han terminado la serie cutre y casposa que produce vergüenza ajena por la chabacanería y nulo intelecto; vídeos destinados a un público soez, seguidor de telebasura, del estilo Belén Esteban, Karmele Marchante y Maria Antonia Iglesias. El vomito en pantalla.
Ni una objección a Zapatero. No se le nombra ni de lejos, cómo si no fuese el causante de los recortes salariales, la congelación de pensiones, la subida de impuestos, el recibo de la luz saltando a la estratosfera, los cinco millones de parados, los millones de familias en paro todos sus miembros, los negocios cerrados de los autonómos... Nada, Zapatero es un angelito con alas de algodón.
Aunque prometiese el oro y el moro en forma de cheques-bebé, ayuda de vivienda para jóvenes, ley de dependencia... y la haya retirado. Retirado a los españoles, claro, porque los inmigrantes no tienen de qué preocuparse. Ver el vídeo de esta entrada.
Y tampoco tienen que preocuparse las "ametralladoras" que extendieron la sifilis y blenorrea en el Frente Popular, así como los homosexuales que se dedicaban a lo mismo, porque el PSOE de Andalucía tiene dinero para resarcirles del disgusto de que Durruti se enfadase con ell@s y l@s fusilase dentro de un vagón en una estación perdida de Aragón por causar más bajas en el frente de maricones y putas que las fuerzas de Franco.
Tampoco tienen de qué preocuparse los saltimbanquis que se dicen artistas porque siguen cobrando a manos llenas. Ellos también se han adherido a la farsa general para representar su papel.
La Bibi, fiel al hacer del Frente Popular -todos mezclados y revueltos-, se ha metido en la cartera de la otra y va a pagar tropecientos millones para que la cultura tenga igualdad.
No me pregunten cómo se come esto, si que no se dejará exponer a autores varones mientras no haya el mismo número de mujeres y de gays y de lesbianas, o qué. Mi cerebro es completamente normal y no alcanza a semejantes retorcimientos de cómo meter una mierda inútil con calzador en detrimiento de quien realmente vale.
El Gobierno del Frente Popular tiene dinero para lo que quiere, lo que no sabemos es de dónde lo saca, pero si se ha gastado 3'4 millones en poner a punto el avión que regaló a Mauritania por haber aceptado soltar al secuestrador de los tres cooperantes catalanes con el Islam, es obvio que haber, haylo, otra cosa es que lo utilice para sus chanchullos y a nosotros que nos den.
Nuestro dinero lo van regalando alegremente por todas partes; el moro Muza de Marruecos está bien untado, así como varios sátrapas más, todos de la misma calaña que el Frente Popular. Y a nosotros nos exigen apretarnos el cinturón, en total y absoluto desprecio.
Para acabar de burlarse más, estos mafiosos van diciendo que los piquetes violentos son una leyenda urbana...
No señores, nada de leyenda urbana, todos conocemos sus métodos criminales, su agresividad, su pretender imponerse por la fuerza bruta, ya que carecen de la de la razón.
Ustedes, ni son personas ni son demócratas. Son una banda criminal igual que el Gobierno del Frente Popular actual.
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Ustedes, ni son personas ni son demócratas. Son una banda criminal igual que el Gobierno del Frente Popular actual.
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Que exageración. Esta va a ser una huelga de guante blanco. Hasta el rey se ha apuntado.
ResponderEliminarBuen artículo, pero no son "capitalistas sindicales" sino más bien "despilfarradores del dinero de todos los españoles", se les dió una prebenda para que vigilasen la calidad de nuestras condiciones de trabajo y lo utilizaron para mejorar su alta calidad de vida. Deberían ir a la cárcel por despilfarro de lo ajeno.
ResponderEliminarEl mero anuncio de una huelga general ya supone de entrada que habrá una importante paralización de actividades, porque la gente se retrae de hacer muchas cosas cotidianas, sobre todo por temor a los cortes de tráfico y a los piquetes.
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